martes, 28 de julio de 2009

Abrasado

No me gusta tomar el sol , entre otras cosas por que soy rubio y acabo como la gamba porteña de langostinos pescanova. Pero el domingo pasado me pasó algo mucho peor, acabé con los hombros llenos de ampollas amarillentas cual pustulas cancerígenas. Hacía años que no veia esa aberración física sobre mi organismo y me llené de horror. Lo primero que pensé fue en la película de DARIO ARGENTO; ROJO OSCURO (1975) donde una mujer perece con la cabeza hundida en agua hirviendo y su cadáver presenta el rostro desfigurado como una gigantesca ampolla supurante a punto de reventar. El segundo ejemplo me lo da DAVID CRONENBERG con la angustiante CROMOSOMA 3 (1979) en la que unas pustulas como ampollas, primero en una madre y luego en una hija, revelan que están destinadas a parir a monstruosos niños hijos de la ira. En estos tiempos de criminales cada vez más pequeños, la insultante ingenuidad de unos adultos que creen erroneamente en una inocencia y una redención más que dudosas, que posiblemente no se corresponden con unos instintos asesinos que no pueden ni saben controlar. Así nos va. El tercer ejemplo lo tengo en la eternamente infravalorada DUNE (1984) de DAVID LYNCH, en el personaje del Barón Vladimir Harkonen cuyo monstruoso rostro está lleno de infecciones y ampollas que revientan líquidos infecciosos bañados en petróleo. Saben, mi vecina es enfermera y dice que lo mio son simplemente unas quemaduras de grado leve que requieren de un simple tratamiento. Me veo flotando y riendo como el Barón a carcajada batiente y volando por efecto de un traje que permite la ingravidez entre sudores grasientos. Si pesas mas de lo normal, en verano sudas más que lo normal y te ahogas más de lo normal. Lo normal dirán algunos.

No hay comentarios: