domingo, 1 de noviembre de 2009

Cinefilia espacial

MOON de Duncan Jones, hijo de David Bowie, es una de las sorpresas que ha dado la ciencia ficción este año junto a DISTRITO 9. Primero porque no ha costado mucho, unos tres millones y medio de euros, reivindica el uso de maquetas y decorados reales y centra su acción en un solo personaje, interpretado por Sam Rockswell en el rol que ha dado un giro a su carrera. Con el veterano Kevin Spacey dando voz a un ordenador de inteligencia artificial y buenas intenciones. Lo que sorprende de su estílo, primero es su falta de pretensiones a la hora de citar sus influencias argumentales y estéticas. Cualquier buen cinéfilo verá tanto en el argumento como en la escenografía, guiños descarados a 2001, SILENT RUNNING, SOLARIS, ALIEN y ATMÓSFERA CERO que la mirada de Jones no oculta ni disfraza en ningún momento, intentando lo que otros títulos de similares intenciones hacen como HORIZONTE FINAL de Paul W.S. Anderson o SUNSHINE de Danny Boyle que partiendo de similares modelos, a la vez intentaban ocultarlos para aparentar una oríginalidad que en realidad escondía toda clase de guiños a descubrir. Tarantino no inventó nada nuevo, la humildad de Duncan Jones radica en que no va de "autor", ni pretende ser un nuevo rey del refrito postmoderno. La soledad y la necesidad de encontrar una voz cercana, aunque termine siendo la de uno mismo es el centro de la trama. La clonación en serie solo es la excusa del que busca o encuentra sin esperarlo una insólita compañía en medio de la temible soledad del espacio (que puede desembocar en locura debido al aislamiento). Y uno se encariña con ese astronauta obligado a pasar tres años en una base lunar con la compañía de un ordenador y la busqueda de actividades como tallar madera o cultivar plantas quizá para evitar una monotonía que le hace echar de menos a su familia y que roza peligrosamente la demencia. Rockswell mantiene sobre sus hombros todo el conjunto (no es fácil) y su interpretación se hace por momentos realmente conmovedora. De Duncan Jones es posible esperar otra sorpresa, aunque el sanbenito de hijo de Bowie no sea tan fácil de desprenderse. Merecido premio en Sitges a la mejor película.

Jorge Zarco Rodríguez

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